El año 1975, dos productores y dos cantantes, Gloria Gaynor, con su "Never can say Goodbye" y Donna Summer, con "Love to love you baby" pusieron las bases del disco sound o sonido discoteca. El mundo empezó a convulsionarse, las discotecas se llenaban de estos sonidos exactos y monótonos, que algunos denominaron de "peñón fijo" pero que resultaban imprescindibles para la finalidad con que habían sido concebidos, bailar en las discotecas.
El fenómeno se extendía con rapidez pero la explosión llegó con el estreno de una película, "Fiebre del sábado noche", la idea surgió de un brillante periodista, Nick Cohn, que escribió un artículo sobre "los nuevos ritos tribales del sábado noche", la visita a la discoteca . Con los bailes de John Travolta, la música de Bee Gees y media docena de intérpretes y la narración de Nick Cohn nació la película destinada a batir todos los récords cinematográficos y musicales. De su banda sonora se vendieron veinticinco millones de discos dobles, el récord anterior lo tenía "My fair Lady" con seis millones.
Tras la onda expansiva de la "fiebre" saltaron todos los intérpretes del mundo, desde el británico Rod Stewart, a los Beach Boys, Earth, Wind & Fire, Boney M., Elton John (!)...y un millón de nombres más.
La tercera ola de la música pop había hecho saltar hasta límites insospechados las cotas de ventas y bastaba con dar un fondo discotequero a cualquier canción, nueva o vieja y poner una etiqueta para vender el producto.
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